Diario de un joven en la España vaciada

Querido Diario,

Hoy ha sido un día bastante ajetreado en mi vida tan tranquila de un chaval de 15 años en Villada( Palencia) llamado Alfonso.

Me levanté con mi gallo Perico, que siempre me despierta al amanecer. Mis primos que viven en la misma provincia que yo, pero en la gran ciudad de Palencia, me dicen que no podrían soportar que les despertasen tan pronto, no sé que será pero en la ciudad todas las personas tienen sueño. Tras ello marcho a desayunar la leche de la granja de mi familia y tomo unos cereales como los rellenos de leche, pero de marca blanca porque el Mercadona más cercano está a 25 kilómetros. Marché al colegio en el coche de mi padre hasta llegar al colegio de Villalón de Campos después de 15 minutos de coche.

En mi instituto somos muy pocos jóvenes de toda la comarca de Tierra de Campos y cada vez se están marchando muchos amigos míos a la gran ciudad. En nuestro colegio al menos tenemos una clase de 15 personas para cada curso, sé que en otros colegios dan al mismo tiempo una clase de 6 de primaria y una de 1⁰ de la ESO. Creo que eso es algo muy difícil al dar dos cursos solo una misma profesor/a.

En la tercera hora me tenía que ir al médico a Palencia que está a 35 minutos de mi instituto. Mientras esperaba a mi madre me compré un pan candeal en la única panadería del pueblo, el pan de Tierra de Campos, que está buenísimo. Yo no sé porque en España se defiende tanto el jamón o el queso, pero luego se olvidan del maravilloso pan de nuestra región que es duro por fuera y blando por dentro y tarda mucho en que la miga se ponga fura y sea incomestible.

Mientras mi padre me llevaba a la revisión en el hospital de Palencia, me dio una triste noticia y es que nuestros vecinos, con los que habíamos formado un gran vínculo como si fuera una familia, se van a ir del pueblo a Valladolid. Yo me puse a llorar, porque había pasado tanto tiempo jugando y riendo con Eustaquio, un año menor que yo, y con Blanca su hermana pequeña. Era uno de las pocas familias con hijos que no habían llevado su vida a la gran ciudad, pero con las malos cosechas por el cambio climático, la crisis económica causada por la pandemia, el encarecimiento de las energías y la devaluación del trigo en el mercado, era muy difícil que su familia saliera a flote. Mi padre me contó que se iban a Valladolid debido a que el padre había encontrado un trabajo en una empresa de la ciudad, aunque tampoco es que le paguen muy bien, pero al menos les da más ingresos que sus tierras de trigo en Villada.

Al llegar al hospital, nos dieron un papel para coger turno y así tener la cita antes. Nosotros queríamos estar poco tiempo en el hospital porque los contagios en la ciudad están más altos que en mi pueblo y teníamos un poc el miedo. Estuvimos 45 minutos esperando hasta que nos atendieron.

Después del médico nos fuimos a tomar la mejor tortilla de patatas de España que era de un asador que estaba cerca de los cines. Avenida en Palencia. Esa tortilla me secó las Lágrimas de mi corazón por la noticia tan triste que había recibido hoy, y además estaba riquísima.

Luego fuimos a comer a la casa de mis primos. Ellos me contaron las miles de cosas que hacen en su colegio, como puede ser un proyecto llamado Youth Mun Madrid, montar un mercadillo solidario o estar en las olimpiadas de biología, sin embargo en mi instituto no hacemos ningún proyecto, lo más interesante que han organizado es un concurso provincial de hacer foto a un campo de trigo, y el premio era un cheque para comprar pan en la panadería de Eulalia, así que es un poco lamentable lo de nuestro colegio.

Por la tarde fui con mi padre al cine a ver la nueva película de Spiderman. No suelo ir mucho al cine porque está muy lejos de donde vivimos y tampoco existe mucho ocio en mi comarca.

Diario no te contaré nada sobre la película para no hacerte spoilers.

Al terminar la película volvimos a Villada, mi padre tuvo que ir con cuidado ya que no se veía nada y hay tramos de la carretera que están deteriorados.

Por fin terminó el día, lleno de emociones y dudas sobre mi vida. Cuando ya estaba a punto de dormirme, me cuestione si merece la pena vivir en la España vaciada.

Tierras extensas a más no poder, donde el aire es tan limpio que el respirar se hace arte, España rural lo llaman, otros lo nombran como Campos de tranquilidad. Capas de pintura que dan los políticos y la sociedad para tapar bajo una manta, la montaña más alta de un problema latente y que como una bomba va a estallar. Este problema se llama la España vaciada.

Joven. Joven es poder salir todos los viernes, ir a un McDonald con tus amigos, estar a un tiro de piedra de la casa de tus amigos, en vez de a 20 kilómetros, ir a la discoteca, ir al cine y disfrutar de esos momentos con tus amigos. Todo eso es algo de ciudad. Las personas nunca asocian el campo con la juventud, creen que en todos los de los pueblos son mayores de 80 y nosotros somos olvidados, básicamente porque somos los jóvenes rurales, esos que cada vez somos menos, y que nuestra voz se queda en silencio por el ruido de la urbe.

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